La función ejecutiva cumple un papel muy importante en la vida de una persona con Síndrome de Asperger… Y no es precisamente para bien. Para empezar este artículo quiero dejar claras 2 cosas. Primero, voy a tratar el tema en lenguaje coloquial, lejos de tecnicismos para que cualquier persona pueda entender la esencia del mensaje. Y segundo, como siempre hablaré de mi experiencia personal que no tiene por qué ser igual que la tuya como no hay dos personas iguales.
Dicho esto, explicaré que la función ejecutiva es, en pocas palabras, la capacidad de concebir un plan, enfocar esfuerzos en un objetivo, crear una estrategia, planificarla y mantener esa planificación el tiempo que sea necesario, posponiendo otras necesidades de satisfacción inmediata, con el fin de alcanzar dicho objetivo. Tener un buen sentido del tiempo es realmente importante en esta función ubicada en las áreas prefrontales de los lóbulos frontales del cerebro. La función ejecutiva también controla otro de los grandes problemas de mi vida… La capacidad de controlar los impulsos. Estas áreas frontales del cerebro están muy poco desarrolladas en personas con Síndrome de Asperger.
Pues bien, llegado este punto creo que la relación entre este deterioro o esta falta de desarrollo de la función ejecutiva y mis problemas con la planificación, cumplir horarios y el control de los impulsos es más que evidente. En qué me afecta esto realmente?. Lo ilustraré con un solo ejemplo que te hará comprender todo lo expuesto anteriormente.
Imagina que se me ocurre una idea magistral para un negocio. En mi cabeza desarrollo todos los aspectos de ese negocio, estudio su viabilidad y visualizo el final. Lo imagino puesto en marcha y funcionando. Bien, si realmente me decido a perseguir ese objetivo, lo más probable es que el desarrollo de los acontecimientos sea este:
1.- Me enfoco en esta idea. Investigo sobre ella, la estudio, hago autocrítica, la mejoro. Comienzo a registrar dominios xDD, vuelvo a mejorarla.
2.- Llega el punto de desarrollarla para llegar a ese objetivo y a esa visualización del negocio en marcha y triunfando. No sé por dónde empezar. No soy capaz de establecer los pasos a seguir. No puedo dividir los tiempos ni priorizar unos sobre otros. Me he estancado. Comienza la ansiedad.
3.- Creo que debo buscar ayuda para poder dar esos pasos, pero no confío en nadie. La ansiedad se incrementa.
4,. Es una gran idea, no puedo dejarla varada, pienso. Pero no consigo saltar ese muro mental. El tiempo pasa. Mucho tiempo. Para mí es poco, me da igual. Mi concepto del tiempo es pobre. Si no me interesa me parece una eternidad. Si me obsesiona, todo el tiempo es poco.
5.- Descuido otras cosas que sí existen y están en marcha por dedicar excesivo tiempo a esto. No puedo combinar actividades ni dedicarles un tiempo razonable a cada una de ellas.
6.- Me siento un inútil. Me derrumbo. La ansiedad toca picos y me siento abatido.
7.- De repente llega a mi cabeza una nueva idea. Es genial!!, pienso. Me devuelve la ilusión. Soy incapaz de controlar el impulso de desarrollarla. Le doy forma y creo que es buena. Hago autocrítica, le busco fallos. La mejoro.
8.- Soy incapaz de controlar el impulso que me hace pensar en ella y dejo la otra idea de lado porque ahora la que me llena de ilusión es esta.
9.- Volvemos al punto 2 y se repite la lista en un bucle interminable.
A modo de reflexión personal diré que así funciona mi cerebro. Genial para algunas cosas, estúpido y torpe para otras muchas y así me afecta ese pobre desarrollo de la función ejecutiva. Quizás estoy hecho para «parir» ideas y lo que necesito es un equipo profesional detrás que se dedique a realizar ese desarrollo de cada una de ellas que yo no soy capaz de abarcar. Suena pretencioso, suena incluso prepotente pero no es así. No me considero ni mucho menos mejor que nadie ni creo que mis ideas sean mejores o peores pero quizás así pueda llevar a cabo algunas de esas ideas, la ansiedad por mi déficit en la función ejecutiva no me lleve al fracaso y deje de sentirme como un inútil.
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